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martes, 3 de marzo de 2009

Presente sin futuro

Presente sin futuro


No hace muchos años, en todos los parques había un bullicio que se hacia molesto si la intención de uno era sentarse en un banco y leer el periódico, un libro o simplemente escribir en una cuartilla unos versos vaporosos de amor. Los niños jugaban en ellos sin dar tregua a sus cuerdas vocales.
Hoy en día la calma, el silencio y la soledad se han apoderado de los parques. Los niños han evolucionado tanto que apenas hacen ruido. Caminan como sonámbulos a cualquier hora del día, encerrados en su presente virtual. Sus juegos suelen ser a través de un aparatito -fabricado en el mejor de los casos en Taiwán- y el sonido que este produce es inyectado vía “trompa de Eustaquio” en el intelecto o lo que queda de el mediante unos auriculares estereofónicos con “sunsurrum” incluidos. Todo esto ante la mirada impávida de los padres que ven atónitos como el distanciamiento se apodera de las familias y el respeto vale menos que una ficha de ese juego prehistórico llamado parchís.
Los tiempos ya no cambian. Siguen una deriva innata en el ser humano. Una degradación progresiva que tuvo su culminación cuando el hombre supuestamente puso el pie en la luna. Digo supuestamente por aquello de la duda razonable que suelen generar los americanos cuando se trata de hacernos creer lo que quieren.
El caso es que el parque esta silencioso. Y ahora que podríamos leer en calma o escribir sin que la polución acústica nos pusiera de los nervios, resulta que los bancos están rotos. Estropeados por la carcoma juvenil que se ensaña con ellos como si así hirieran de muerte a la sociedad. La misma que les permite sus caprichos, les ríe sus gracias y alberga la esperanza del futuro en un intento vano y fútil –estéril si me apuran- por convertirlos en el día de mañana en las personas que dirigirán los designios de esta bendita tierra.
Ante esto, cruzo el parque y entro en un templo de culto. No me importa el credo ni el paganismo que paga la factura de la luz divina. Me siento en un banco y cierro los ojos. Una tos artificial a mi lado me los hace abrir. Un señor que hasta podría resultar simpático me invita a salir del establecimiento. Es hora de cerrar. Hasta los dioses del paraíso tienen horarios que cumplir.
Vuelvo a casa. No sin antes mirar con nostalgia el viejo columpio. Un juego tan sencillo que hoy no despierta el más mínimo interés en nadie. Ni siquiera en el servicio de mantenimiento de la municipalidad para repararlo.
Triste presente sin futuro.

“Pensamientos apáticos”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.

16 comentarios:

  1. Nada, Jan, que hay que aprender a columpiarse sin asiento. Ellos ya lo hacen. Y no olvides que solo por una ilusión optica parece que el columpio esté detenido: el péndulo sigue balanceándose a pesar nuestro.

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  2. La globalizacion de las adicciones empieza ya bien temprano...

    Saludos.

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  3. Me acabo de levantar y me encuentro con esta aguda reflexión tuya. Creo que no te equivocas en nada aunque algunas excepciones siempre hay. Aquí, todavía, cuando hace buen tiempo, algunos parques se llenan de esos niños que no dejan de gritar, correr y patear balones con todas sus fuerzas. Y, sí, también utilizan los columpios, generalmente en buenas condiciones.

    Un abrazo.

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  4. Sencillamente precioso, amigo Jan. Me ha encantado tu post porque narras, brillantemete, ese fenomeno de silencio de los parques y de los columpios.

    En su dia hice un post, este es el enlace:

    http://cornelivs.blogspot.com/2008/05/aoranzas.html

    En ese post yo narro los recuerdos de mi niñez. ¡Nada tiene que ver nuestra infancia con la de los niños de hoy. Y me gusta tu conclusión: "triste presnte sin futuro". Asi es. Ojala estos niños de hoy...vuelvan a descubrir lo maravilloso que es...algo tan sencillo como...JUGAR.

    Un fuerte abrazo.

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  5. Bellísimo texto y bellísima imagen. Tristes tiempos los que nos toca vivir. Triste futuro sin presente.

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  6. Recuerdo aquellos parques de mi infancia: con los columpios y los toboganos oxidados, con tierra áspera. Cómo los transformábamos con nuestros sueños.

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  7. En el propio mal está el remedio. Me explico: Yo suelo visitar asiduamente La Cartuja de Miraflores de mi ciudad; no por devoción, sino por gustar de un rato de paz y de ese olor indefinible a siglos que sólo se puede encontrar en ese lugar. Una vez allí, me siento en un banco, o en el coro, me enchufo en las orejas los auriculares del reproductor de MP3 y le doy a las fugas de Bach para órgano (porque ya ni Dios toca el órgano en las iglesias) o a alguna pieza selecta de Gregoriano (porque ya solo cantan gregoriano los de Silos y pagando). La sensación es perfecta. Cuando salgo de la Cartuja, si hace sol, doy un paseo por el centro, y cuando llega el mediodía vuelvo a enchufarme el MP3y selecciono un archivo que me he bajado de una página web de "efectos sonoros" que se llama "Campanas del Ángelus" (porque ya no suenan las campanas de verdad en ningún sitio; lo más carrillones electrónicos que hacen vomitar). El efecto es de lo más realista y tranquilizador. Y después de éste, si enfilo el paseo del Espolón para volver a casa pongo el archivo "canto de gorriones" (porque ya no se oyen pájaros más que en las tiendas de animales). Y así llego hasta el parque infantil que hay cerca de mi casa, y como voy cansado, me siento unos minutos a leer el periódico mientras conecto el archivo que se titula "risas de niños" y que es igual, igual que si el parque estuviera lleno de críos jugando. Cuando me siento a la mesa pongo el archivo "patas de centollo partiéndose". Es tan relista, que hasta huele.

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  8. tiempos pasados fueron mejores ...

    un abrazo.

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  9. no puedo estar mas de acuerdo contigo Jan, es la misma pregunta que me hago una y otra vez ¿que les pasa? ¿que nos pasa? ¿cuando nos hemos abandonado de esta manera? ¿por qué hacemos esa dejacion de funciones? es triste ver los parques así, por aquí hay zonas donde ocurre lo mismo, lo peor es que no le veo remedio, no se para qué una pareja decide traer un niño al mundo, para enseñarle que? en fin una pena y la foto es de esas que por sí mismas hacen pensar, lo que sea, pero pensar al cabo. un abrazo

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  10. Foto y texto para la reflexión...
    Su silencio externo es ficticio, el interno ensordecedor...

    Un beso, Jan.

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  11. Es cierto, los niños ya apenas saben hablar. Lo malo que encauzan su violencia de forma silenciosa y cuando actúan, es para golpear...La sociedad está llegando a límites insospechados.

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  12. Este tema es de los que me hacen más daño. Lo que he disfrutado yo de pequeño bebiendo de la calle, de los parques, de los pinares, de la boscosidad, de las cabañas entre las jaras...
    Mierda de sociedad... Y lo que más coraje me da es que no se puede cambiar desde uno mismo. Yo seré padre primerizo en unos meses si todo sale bien, y me aterra la posibilidad de no poder dar una infancia más cercana a la mía que a la artificial de ahora.
    Buena entrada, amigo Jan, y perfecta reflexión.

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  13. Amigo, como sabrás soy docente, maestro me gusta más... imparto Educación Física... y corroboro cada una de tus palabras...durante esta semana con mis alumnos y alumnas de secundaria 12/16 años estoy poniendo en marcha todo un elenco de juegos populares...enseñandoles que antes cunado jugabamos lo hacíamos en el parque, en las plazas o simplemente en las calles... sin utilizar ningún artilugio mecánico... el más complicado era una pelota o un palito... y se han quedado maravillados jugando a remo, marro, canicas, chapas, chinas...

    Sin duda en mi niñez eramos otro tipo de flores que alegrábamos los parques...me encantó tu entrada....saludos

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  14. En algunos aspectos de la vida en lugar de evolución es una involución.

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  15. Molt bona reflexió sobre el present i una molt bona crítica per acompanyar aquesta imatge!!
    Llàstima que no trobis aquest editor o aquest director de diari!!... Els teus llibres segur que tindrien una bona acollida y la teva columna diaria tindria molts adeptes, perque saps tractar els temes amb molta delicadesa, però vas al gra i encertes.
    Enhorabona!!
    Una abraçada.

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  16. ¿esteril? No no, tenemos que conseguir que no sea esteril, el futuro está en sus manos, pero todavía podemos cogerlas...

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Apreciados amigos…
La gestión del tiempo es uno de mis problemas. En la medida de lo posible, contestaré vuestros comentarios.
Un abrazo