La calle siempre es un cumulo de historias. Hay personajes que encierran toda una vida, que se muestra desconocida para la gran mayoría. Siempre tienen algo que contar, pero no siempre encuentran al interlocutor válido que quiera escuchar. Unas veces por falta de interés y otras por ese mal endémico que se llama falta de tiempo.
Conocí a Don Ricardo como me suele suceder siempre. Sin proponérmelo ni pensarlo. El, se acerco al verme con la cámara y me ofreció un par de álbumes para guardar las fotografías. Lo atendí por cortesía y al abrir uno de los mismos me lleve la grata sorpresa que estaba lleno de fotografías de hace unos cuantos años. Entonces pensé en la vieja maleta mexica de Capa o el fantástico legado fotográfico de Vivian Maier y decidí comprarle los dos álbumes. Las fotos, no eran tan antiguas pero hay un par de curiosidades. Las demás, poco a nada de interés pueden tener a no ser que alguno de los personajes que aparecen en las mismas se reconociera.
Le ofrecí 2000 pesos y me los aceptó sin ningún tipo de objeción al respecto, explicándome que esa misma mañana, los había encontrado al lado de un contenedor de basura, dentro de una caja donde también había periódicos y revistas de los años setenta y ochenta. Los cuales había vendido a peso momentos antes.
Observando las fotografías de los dos álbumes, me sorprendo de ver paisajes, sonrisas, poses y alegrías que el tiempo se ha encargado de hacer caer no solo en el olvido, sino de condenarlos al destierro de la desaparición más absoluta. Es como si el paso no le interesase a nadie, olvidando que de él venimos y gracias al cual, somos lo que somos.
Don Ricardo, cada mañana hace el mismo recorrido buscando cualquier cosa que los demás tiran para ver si lo puede recuperar y vender.
La gente lo observa y casi desprecia su iniciativa. Yo, lo admiro.
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Copyright © By Jan Puerta 2011
Texto y fotografías con copyright del autor.
Una peculiar tarea la de Don Ricardo el cual, merece todo el respeto del mundo. Da más que pensar la gente que tira los álbumes con fotografías, se deshacen de recuerdos buenos o malos pero suelen ser vivencias que uno quiere guardar para si. Un buen trabajo el tuyo Jan, un abrazo
ResponderEliminarNo lo he logrado comprender nunca. Yo también me encontré una vez en un contenedor de basura cientos y cientos de diapositivas. No eran nada del otro mundo, no eran gran cosa hasta que encontré un par de ellas en las que salía yo con 10 o 15 años menos, otro par de mi hermana ... entonces me pareció el mayor tesoro del mundo.
ResponderEliminarNo entiendo como alguien puede tirar a la basura esos recuerdos y no creo que sea una cuestión de que a uno le guste más o menos la fotografía, aunque igual estoy equivocado y cada uno le da importancia a cosas distintas.
Decir que el contenedor era en mi calle y que era un vecino quien las había tirado. Viendo las diapos se perfectamente quien fue. Aún las guardo.
Un abrazo Jan.
Una bonita historia, Jan, aunque con un transfondo amargo e intrigante: ¿por qué alguien tiraría esa recopilación de recuerdos?
ResponderEliminarCelebro que ahora estén en manos de alguien que los sepa apreciar.
Un abrazo.
Un personaje que se carga de todo aquello que los demás desechan por falta de lugar donde guardarlo o por puro abandono.
ResponderEliminarUn montón de historias que de no ser por estas personal morirían para siempre en los contenedores de basura.
Todo un personaje y una foto realmente bonita.
Un abrazo