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miércoles, 25 de agosto de 2010

Señor frente a una casa sin techo

Actitudes que uno encuentra en diferentes lugares por donde transita…
Cuando uno entra por primera vez en un pueblo donde aparentemente no ocurre nada, se siente observado incluso donde uno no ve a nadie. Minutos después, la gente, disimuladamente abre una ventana y con más disimulo si cabe, a través de los visillos centra su mirada en los movimientos que uno hace. Posteriormente, cuando parece haber más confianza en el extraño, se abre una puerta y alguien sale a la calle. Sigue observándote, aunque esta vez con menos disimulo. Instantes después, varios son los más osados que se acercan hasta donde te encuentras y con un casi inapreciable buenos días o buenas tardes, se mantienen a la expectativa de lo que haces.
En muchos pueblos, la presencia de una cámara suele intimidar a los vecinos. Algunos guardan recelosos sus miedos y se esconden rápidamente para que no sean captados. Los hay que piensan que una fotografía atrapa el alma. Otros, menos sensibilizados o quizás más osados, se mueven indiferentes ante el objetivo de uno.


En muchos pueblos, la presencia de una cámara suele intimidar a los vecinos. Algunos guardan recelosos sus miedos y se esconden rápidamente para que no sean captados. Los hay que piensan que una fotografía atrapa el alma. Otros, menos sensibilizados o quizás más osados, se mueven indiferentes ante el objetivo de uno.
Cuando detuve el vehículo para fotografiar una pared llena de ventanas desde las cuales uno podía observar el cielo, al no tener la edificación techo, sentí todo lo que antes he descrito. Y esa persona que llegó hasta mi lado, es la protagonista de la imagen. Sus rasgos faciales, su vestimenta y esa peculiar manera de bajar la acera me permitió hacer esta fotografía. La de la pared, motivo por el cual me detuve, cualquier día de estos ocupara este espacio.

Clicar aquí para ver la serie completa:
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com

9 comentarios:

  1. Sé de esa situación que describes de quien llega como extraño a un lugar pequeño y es observado, y los lugareños se van apareciendo o no, acercando y hasta preguntando tal que «qué, se ha perdido?»

    Magnífica instantánea, aunque el señor resulta demasiado elegante para un lugar perdido…

    Si el señor no tiene desperdicio, la casa sólo pared y huecos sin ventanas es de exposición. Antológica.

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  2. Completamente de acuerdo contigo, fotografiar en un pueblo pequeño es toda una experiencia, se siente como esas antiguas películas de vaqueros en donde uno es el pistolero recién llegado y todos lo miran con desconfianza. No sé si te ha ocurrido pero usualmente te preguntan ¿es para la National Geographic?
    Un abrazo.

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  3. La gente suele ser muy recelosa ante los extraños, lleva un tiempo aceptar la presencia de desconocidos que alteran la calma pueblerina.

    Una imagen muy expresiva.

    Un abrazo.

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  4. Hay que fijarse siempre en los zapatos de una persona.
    Este hombre no tiene término medio: o es una persona que ha luchado por guardar su dignidad frente a todo o no tiene escrúpulos. Eso es lo que dicen sus zapatos: la decisión está oculta en sus bolsillos.

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  5. Cuant hay de verdad en lo que dices, cuando te ven camara en mano te miran como si fueras a morderles, paso demasiado a menudo, y coincido plenamente en los comentarios que hacen referencia a la pulcritud de la ropa y zapatos del señor de la foto un contrsate con el edificio. Un abrazo amigo Jan

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  6. Es impresionante esa curiosidad que sentimos sobre todo a partir de una determinada edad.
    Una cámara no es menos para romper tu cotidiana vida... habrá que enterarse de para qué es jajajjaja.

    Muchos saludos

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  7. Me gusta el comentario de Pedro Ojeda.

    No obstante, hay un "no se qué" en la mirada del hombre de la foto que...no acabo de entender.

    Un abrazo.

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  8. ESta foto me confunde, amigo Jan: Por un lado este señor impecablemente vestido, con sus zapatos relucientes, es una contraposicion del entorno. Por las rejas de las ventanas se vé claramente el cielo. Parece más bien por el gesto del señor, que no acaba de creerse lo acontecido en su país.

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  9. Esa es una sensacion que todavia se siente en muchos pueblecitos de Galicia. En algunos incluso no quedan mas que un par de vecinos que luchan por no abandonar el lugar donde se criaron y donde un dia fueron felices.

    Para ellos, ver llegar a un extraño siempre les hace reaccionar de un modo "prudente", aunque luego una vez traspasada la barrera de la desconfianza y dejar a esta fuera, son capaces de ofrecerte lo mejor de su casa.

    Biquiños :)

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